AMORES EXTRAÑOS

Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, arriesgado y doloroso. Tanto como podíamos dar, más del que nos convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, solo se rompió. Se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.